jueves, 6 de julio de 2006

MANIFIESTO DEL 24 DE JULIO

Los firmantes de este manifiesto, en el día contra la contaminación electromagnética, denunciamos la indefensión en la que nos encontramos los ciudadanos ante este importante problema.

Denunciamos nuestra indefensión, provocada por la lentitud de nuestros supuestos representantes para legislar, a pesar de la abrumadora evidencia científica y, desgraciadamente, de la evidencia vital, que demuestran la relación existente entre la radiación electromagnética y diversos tipos de enfermedades.

Denunciamos la desidia de nuestros representantes a la hora de seguir las recomendaciones de la Comisión Europea, que, ya en 1999, pedía a las autoridades de cada nación que adaptaran su legislación a la vista de los nuevos descubrimientos científicos sobre el tema.

La contaminación electromagnética amenaza nuestro derecho fundamental a la salud, y deteriora nuestra calidad de vida. Y, desafortunadamente, no lo sabemos únicamente por las conclusiones de los estudios científicos publicados: los jueces ya han comenzado a dar la razón a los colectivos de afectados cuando han denunciado su elevada tasa de casos de cáncer y otras enfermedades; y cuando, ya demasiado tarde, denuncian las muertes producidas.

Los abajo firmantes denunciamos cómo las empresas eléctricas y de telefonía móvil dan prioridad a sus propios intereses económicos sobre la salud de los ciudadanos.

Denunciamos también la falta de sensibilidad de nuestros gobernantes ante las demandas de la sociedad, crecientemente preocupada ante el problema de la contaminación electromagnética provocada bien por líneas de alta tensión, por subestaciones de transformación eléctrica, por transformadores de manzana o por antenas de telefonía móvil.

EXIGIMOS que las compañías eléctricas y de telefonía móvil tengan en cuenta al ser humano en su integridad, y no únicamente sus propios y egoístas intereses empresariales.

EXIGIMOS que nuestros gobernantes apliquen el principio de precaución, un principio ideado para casos como los nuestros, y dejen de conceder licencias alegremente ignorando, o haciendo como que ignoran, el riesgo al que someten a la población.

EXIGIMOS que los legisladores abandonen su estado de desidia y hagan lo que tienen que hacer: legislar, legislar teniendo en cuenta la abundante evidencia científica existente y, en consecuencia, limitando el nivel de exposición residencial a la radiación electromagnética.

EXIGIMOS, en definitiva, una ciudad, unos pueblos, habitables, donde valga la pena vivir, un territorio libre de contaminación electromagnética.

¡¡¡ NO A LA CONTAMINACIÓN ELECTROMAGNÉTICA!!!

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